Montmeló es el todo para muchos, el Olimpo del motociclismo o del automovilismo en el que los dioses (pilotos) campan a sus anchas y se exiben para conseguir un mayor número de adeptos.
Este lugar llega a su apogeo en el Gran Premio, y allí también estamos para atender a aquellos que no tienen demasiada suerte y se tropiezan.
La verdad es que el dispositivo que tienen montado los compañeros de Barcelona es increible y, pese a que como en todos lados puede haber algún fallo, es una gozada asistir.
Eso sí, gorrita y agüita al canto ¿eh?
