17 diciembre 2010

¿Carecemos los periodistas de profesionalidad?


Tengo la suerte de compartir muchos momentos con amigos y compañeros periodistas, de los que están en los medios, de los que están en gabinetes y, desgraciadamente, de los que están en el paro... y una palabra se repite casi constantemente. Esta "maldita" palabra se llama credibilidad, y no es que en sí sea mala, sino que el actual periodismo parece estar carente de ella.
Y es que el comentario de una compañera a la que despidieron junto con todos sus compañeros de la delegación en Castellón de un diario de la Comunitat (tampoco será difícil de saber cuál es) me ha traído a la mente, otra vez, una autocrítica de esas que te dejan hecho polvo.
¿En qué nos hemos convertido los periodistas? ¿Dónde está ese cuarto poder al que tenían miedo/respeto todos los estamentos sociales?
Pues bien, realmente no sé dónde habrá ido a parar, pero está lejos de nuestro día a día. Sea cual sea nuestro papel en la "manoseada" sociedad de la información, los periodistas estamos en entredicho. Por más que seamos profesionales, que contrastemos las informaciones, que pongamos cuidado con lo que hacemos, decimos y escribimos... todo para hacer nuestro trabajo, parece que no lo consigamos.
Y es que nuestra profesión está desprestigiada. Sí, desprestigiada por aquellos que se dicen profesionales del periodismo y son simplemente unos charlatantes; desprestigiada por los responsables de algunos medios de comunicación que prefieren tirar a gente a la calle para seguir ganando 4 duros (lo que viene a ser 0,12€) con contenidosde refrito o subcontratados; los redactores jefes/directivos que piden a sus trabajadores que no contrasten las informaciones para, así, tener la réplica al día siguiente y llenar dos veces el papel con el mismo tema...
Aquí es donde volvemos al concepto de credibilidad. Los ciudadanos lo saben, no son tontos. Quizás no lo conocen con tanta exhaustividad, pero se lo huelen. Y por ello se montan (nos montamos) nuestros propios medios de comunicación paralela.
Porque hay algo que sí es cierto, cualquiera puede ser un periodista... bueno, mejor un cuenta historias... Pero es que para serlo de verdad hay que tener en cuenta otros valores, como el de la veracidad, el "don de fuentes", el del cuidado (no explotación decimonónica de la agenda de contactos), la ética, la redacción, ente otros. Vamos, todo eso que implica la profesionalidad.
Al final de la película (quizás lo veamos mucho antes de lo que consideramos), esto se va al traste y los periodistas de base no tienen armas para reclamar poder retomar el periodismo de calle, el de la credibilidad. En otro formato, con otras características, pero con profesionales que saben lo que hacen, sin presiones económicas, políticas o mediáticas.
¿Una utopía? Puede. Pero me resisto a querer alejarme de mis inicios de redactor de base, del que cobraba poco y escribía mucho... al principio con poca calidad hasta que, templada la mente y la perspicacia que te da el día a día, las cosas salían mucho mejor y más excitantes. ¿Dónde está esa sensación en un mundo dominado por el ahora, ya, rápido y el "no dejes que la realidad te chafe una buena noticia"? Veremos.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Lamentablemente también habría que reflexionar sobre si la sociedad actual demanda tanto periodismo de calidad. Pero yo soy optimista y creo que la calidad de información existirá y será todavía más demandada cuando nos recuperemos de esta crisis de valores. La 'economía de la atención' en la que vivimos, donde el objetivo es conseguir que te escuchen en la sobredosis de información, no debe estar reñida con la calidad del trabajo de los periodistas. Tu reflexión da para unas cuantas entradas más.
Buen artículo.
Rafa

pabsen dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Rafael. Sin duda que es un tema que no tiene salida a corto plazo, pero creo que debemos implicarnos todos (ciudadanos y periodistas) en exigir unos estándares de calidad que, por ahora, brillan por su ausencia. Y lo peor es que hay unos "poderes" que quieren que esto siga así...

Montse dijo...

No podría estar más de acuerdo con tus reflexiones. En mi experiencia profesional como periodista, cuando he trabajado en medios, siempre he vivido en la precariedad. Por eso la tremenda situación de ahora no me parece tan extraña. Han sembrado durante años malos contenidos y chapuzas y ahora recogen los frutos. El problema es que todo el sector y profesionales muy cualificados y con mucho talento lo están pagando.

El periodismo como lo conocíamos años atrás muere. Pero no muere nuestra profesión, permaneceremos los vocacionales, los que nacimos para esto. La sociedad seguirá demandando información contrastada y rigurosa, pero el modelo de negocio de los medios, dicen, será distinto. Así que al fin y al cabo, parece que esta crisis tremenda nos permite reinventarnos. Y en este sentido, te recomiendo tres links:

El Twitter de Pau Llop, un periodista y emprendedor social: http://twitter.com/#!/paullop

El BCN Media Lab: un grupo de periodistas con ganas y optimismo para cambiar que organizan encuentros periódicos: http://bcnmedialab.org/

Y esta entrevista a un inversor del sector de Internet que publican en la misma web del BCN Media Lab: http://bcnmedialab.org/2010/12/%E2%80%9Clos-periodistas-tendran-que-ir-haciendo-bolos%E2%80%9D/

¡Manos a la obra!

pabsen dijo...

Montse, muy buenos contactos, totalmente de acuerdo con tu comentario.
Un abrazo

LidonB dijo...

Completamente de acuerdo con lo que dices. Por eso habría que plantearse también por qué tantos periodistas nos hemos pasado abiertamente al otro bando, al de la comunicación corporativa. Yo, al menos, vendo directamente publicidad, ahora no intento engañar a nadie.

Añado otros comportamientos:
- Ir a una rueda de prensa con el titular previamente escrito (por alguien que no eres tú, of course)
- Llevarte un broncón por algo que has escuchado en una conversación privada a la hora de comer en tu propia casa y no has contado.
- Que te cambien titulares cuando te has ido a casa que no tienen nada que ver con lo que has escrito
- Que te firmen informaciones en las que no has participado
- Que te impongan preguntas en las entrevistas que no van a ningún lado
- Que te hagan colgar al segundo tono cuando llamas para contrastar
- Que te hagan forzar las informaciones para conseguir la lectura estrambótica que pretenden darle...

y no sigo, que hemos currado juntos y podrás acabar poniendo nombre y apellidos a cada cosa
:-)

pabsen dijo...

Qué grandes verdades, Li! No me atrevo ni siquiera a poner iniciales... pero vamos, que las sabemos todos y de todos los medios.
Por eso indico que el problema no está siempre en el currito, más bien está al 70-30... lo primero, para el medio... (por lo menos los que conocemos de primera mano).
Gracias por el comentario!