03 septiembre 2010

¿Hay que temer tanto al feedback?


Desde luego esta es una cuestión para la que cada uno que lea (si alguien lo hace) estas líneas, va a tener su propia opinión y nadie estará ni en lo correcto ni en lo correcto.
Pongamos, para empezar, un axioma encima de la mesa: a nadie le gusta que le critiquen. Pero a partir de esta verdad irrefutable, cómo nos lo tomemos depende de cada cual y de las circunstancias que en ese momento nos rodeen.
Saco a colación este tema porque creo que la respuesta a esta pregunta: ¿Hay que temer tanto al feedback" está detrás de la principal decisión que las empresas e instituciones han de tomar respecto de internet (1.0 y 2.0).
Quién le tiene miedo al qué dirán, cómo lo dirán, cuánto me criticarán y un largo etc, lo tiene claro. Pone su paginita en la red, pone sus productos, pero sólo como escaparate. El cristal no permite preguntar o comentar... Según la importancia del "ente", si hay críticas, el empresario las seguirá recibiendo a través de fotos y páginas personales.
Quien, por el contrario, piensa que es bueno que hablen de uno, aunque le critiquen, y qué mejor que en su propia página para poder contrarrestar y solucionar los problemas lo antes posible, está de enhorabuena en esta época del 2.0.

Una cosa está clara. Al final, quién quiere hacerle llegar al empresario, institución, político sus críticas o comentarios, y que éstos, además, sean de dominio público, lo va a hacer le pongan o no facilidades. Por tanto, optar por una estructura comunicativa en internet que permita feedback, debería ser un puntal.
No debe ser fácil tomar esta decisión, porque según el Director de Comunicación que se precie en cada una de las empresas o entidades, el cuento se escribe de una manera. Desde el más abierto al más cerrado, pueden explicar (y casi nos convencerían) de su opción.
La mía, feedback sí, aunque controlado. Es decir, que la respuesta al cliente-usuario sea rápida y eficiente. En ello nos va el prestigio.

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